La pupila se dilata. Es imposible despegar la mirada del cielo. Derecha, izquierda, derecha, izquierda. Si pudiesen, estos colombófilos atravesarían las montañas con su vista para verlas llegar al palomar más rápidamente.

 

Las competencias de palomas mensajeras son retadoras, difíciles y desgastantes para estos animales. Se entrenan para sortear decenas de dificultades: tres cordilleras, calor extremo o lluvias incesantes, aves de rapiña, cazadores de aves, deshidratación, inanición, captura o recorte de sus plumas.  

 

En velocidad o resistencia compiten las palomas para ser las número uno en el deporte. 

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El día esperado, después de seis décadas, al fin ha llegado. Quisiera que mi yo de 10 años, ese que descubrió la colombofilia y se empezó a enamorar de sus primeras palomas, viera que estoy cumpliendo su sueño. Incluso anoche casi no logro dormir. Pero claro, el hecho de estar en Barcelona y presenciar una de las más grandes sueltas de palomas mensajeras a cualquiera le quita el sueño, ¿o no? Veo varias tractomulas pasar frente a mí. Una, dos, tres… cuento doce. Es impresionante. No es que no haya participado en estos eventos; en Colombia he estado en cientos de ellos e incluso fui el precursor, en el año 90, del primer Derby Nacional justo allí, en mi palomar. Lo que pasa es que hoy se soltarán aproximadamente 18.000 palomas que irán volando a Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, Polonia, Rumania, Inglaterra, Luxemburgo, Malta y ciertas zonas de España. Larga lista, ¿eh?

 

Me suena el teléfono. No decido si la llamada es más positiva, que negativa. No han podido cambiar mi pasaje de vuelo a Holanda, lo cual quiere decir que no veré el gran espectáculo de la suelta, pero sí estaré presente en la llegada de palomas de una eminencia de la colombofilia, lo cual es todo un honor para mí. Cuando me embarco en el avión me llega un vídeo. Aunque no estuve presente, la sensación en el pecho es la misma. Veo cómo miles de mensajeras salen al mismo tiempo, a las nueve en punto de la mañana, formando una nube negra en el firmamento que vuela en círculos concéntricos sobre las tractomulas para ubicarse y luego partir cada una rumbo a su palomar. Mientras mi avión despega y se eleva, las alas de estas aves ya aletean sin parar rumbo a su hogar.

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*Experiencia adaptada de Guillermo Gutiérrez, Presidente de la Asociación de Amigos Colombófilos.

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Soltadas las palomas, en plena competencia, es corriente registrar velocidades de 80 km/h. Las mejores podrán recorrer hasta 1000 km en un sólo día, según la Real Federación Colombófila Española. Estas aves, entrenadas, vuelan siempre desde un punto A, desde donde se sueltan, hasta un punto B, el palomar en el que han sido criadas y entrenadas. Los colombófilos las esperan con ansias, confiando en que entrarán rápidamente por la plataforma en la que quedará grabada con exactitud la hora, minuto y segundo de llegada, además del lugar desde el que vuelan y el código que está grabado en el anillo con chip electrónico de su pata, similar a la cédula de ciudadanía. Luego, en la reunión de la asociación, serán descargados estos datos y se determinará cuál paloma fue la ganadora.

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Científicamente aún es un misterio el cómo estas palomas logran ubicarse. Teorías hay varias. Las más reconocidas apuntan a que su buena orientación se debe a que en sus picos se encuentran pequeños pedazos de magnetita, cristales de hierro que son altamente sensibles a los campos magnéticos de la tierra, como lo señala la Universidad EAFIT en su publicación del 2016. Otras indican que las palomas utilizan el sol como brújula, como lo afirmó el científico Gustav Kramer en 1949. Aunque no existe la última palabra en este aspecto, lo que sí es cierto es que su sentido de ubicación ha atraído a cientos de curiosos que, en su mayoría, después de adentrarse en la colombofilia terminan consiguiendo sus primeros pichones y compitiendo en las carreras después de poco tiempo.

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Ahora bien, en Colombia este deporte es un hobby que no genera mayores ingresos económicos. En realidad, la mayoría de colombófilos de la región concuerdan en que, con las carreras de palomas mensajeras, se gasta más de lo que se gana. Esto en términos monetarios, porque la satisfacción que otorgan los trofeos es única e incomparable con el dinero. Sin embargo, en el país se realiza una vez por año el Derby nacional, la competencia más relevante y retadora del país. Allí, el ganador se lleva un premio de alrededor 27 millones de pesos; suma pequeña si se compara con los 300.000 dólares que obtendrá el primer puesto en la competencia de Sudáfrica, en el 2020. En países como China y varios de Europa, las competencias de palomas mensajeras son un verdadero negocio del que se puede incluso recibir un poco más de 1,4  millones de dólares, como ocurrió con la venta de la paloma belga llamada Armando.

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