ATLETAS DEL AIRE
Las palomas mensajeras que trascienden en la historia
Surcan el cielo con gran rapidez. Se ubican como las mejores brújulas. Aguantan largas horas sin beber ni comer. Todo por una meta: volver a su hogar. Las palomas mensajeras han sido, desde siglos atrás, la afición de miles de soldados y entrenadores colombófilos. Son, en resumen, atletas del aire.
-Por Danna Muñetones, Laura Bedoya y Juan David Hernández
Octubre de 1918. Francia, Primera Guerra Mundial. Aproximadamente 190 hombres están siendo atacados por su misma tropa. El miedo y la desesperación se apoderan de los soldados. Solo hay una opción para sobrevivir y está en las manos de un pequeño animal: Cher Ami, una paloma mensajera. Es la tercera y última que podrán soltar con la esperanza de que logre volver a casa y entregar el mensaje:
“Estamos junto a la carretera paralelo 276,4. Nuestra propia artillería está lanzando un bombardeo directamente sobre nosotros. Por el amor de Dios, deténgalo”.
La paloma ha sido derribada por fuego alemán; sin embargo, levanta el vuelo nuevamente. Minutos después ha sucedido lo que pocos esperaban: la paloma ha llegado con el mensaje y la batalla ha finalizado. Los hombres han sido salvados por esta atleta del aire que ha regresado a su palomar, a su hogar.
Mayo de 2019. Chía, Cundinamarca. 7:00 a.m.
Wilson Gómez abre la puerta trasera de su casa. Sube a
la plataforma de su palomar y le abre la puerta a las
cientos de palomas que salen con rapidez a su vareo
rutinario. Este tiempo en el que vuelan encima de la
casa en círculos concéntricos es esencial para que
aprendan a volver a su hogar y se entrenen para las
duras contiendas que tendrán en junio y julio del
mismo año.
Para ellas hay cuatro modalidades de competencias: velocidad, de 200 a 300 km; medio fondo, de 301 km a 500 km; fondo, de 501 km a 650 km y gran fondo, de 700 a 800 km, en el caso de Bogotá.
Diciembre de 1897. Bogotá, Colombia. –[...] después de tanto esperar las preciosas mensajeras, llegaron a mis manos sanas y salvas todas las 48 que usted tan acertadamente me supo enviar. Con especial gusto le manifiesto esta noticia que no dudo ha de serle grata. Tanto más, que debo declararle, como deber mío, que se ha lucido usted con el envío, porque no creo que sea posible enviar hasta estas lejanas tierras nada mejor ni en mejores condiciones”. –Firma: D. Ignacio Sanz de Santamaría, director de los palomares militares colombianos.
Han sido 48 arduos días de viaje para las palomas mensajeras de la Granja Paraíso. El 9 de noviembre salieron del puerto de Barcelona y desde allí han esperado 30 días de viaje marítimo para llegar al puerto de Cartagena de Indias, en donde han emprendido por interminables y escabrosas sendas una travesía de entre 15 a 20 días hasta la capital colombiana.
–En el aislamiento tan grande en que me encuentro de los verdaderos colombófilos y la imposibilidad que hay de conseguir palomas de verdadero valor por aquí, es muy comprensible el fortísimo placer que experimenté al recibir la preciosa colección que usted tan generosamente me ha enviado. –Este ha sido el inicio de las comunicaciones militares con palomas mensajeras europeas en Colombia. Más adelante se unirán aficionados de esta variedad de paloma y, aunque ya no al servicio de las comunicaciones, este animal continuará siendo protagonista de múltiples intercambios entre distintas culturas y países del mundo.
*Extraído del boletín español ilustrado La avicultura práctica, del año 1898
Mayo de 2019. La Calera, Cundinamarca. 8:00 a.m. A través de los ojos de un padre enamorado de sus hijos, cientos de ellos, Willmar Ochoa ve ensimismado dentro del compartimiento rectangular con puertas de madera. Este palomar alberga a las deportistas del aire que tantas satisfacciones le han dado.
Ochoa es uno de los aproximadamente 16 entrenadores de palomas mensajeras, todos ellos hombres, quienes conforman la Asociación de Amigos Colombófilos de Bogotá, un club al cual pertenece desde hace más de 20 años y por el cual ahora recibe el título de colombófilo, que viene de columba –paloma– y filia –afición–.
Mismo mes. La Calera, Cundinamarca. 9:00 a.m. A pocas casas Alfredo Ferro mueve un tazón lleno de comida. Sus palomas reconocen el llamado. En pequeños grupos, después de dos horas de vareo, retornan a una plataforma externa del palomar y atraviesan un artefacto que permite que en las competencias quede registrada exactamente la hora, minuto y segundo en la que han llegado. Esto gracias a un anillo que tienen en sus patas con un chip electrónico, el cual tiene inscrito un código único asignado después de una semana de nacida la paloma.
A nivel mundial hay alrededor de 7800 carreras de palomas mensajeras, según la Federación Internacional de Colombofilia. Adscritos a ella existen 65 federaciones de distintos países alrededor del mundo y 4.350.000 colombófilos.